Partiendo desde la posición 12 en la parrilla, Hamilton elogió el auto, la estrategia y la pasión de los tifosi, describiendo el ambiente de la carrera como “vintage”, recordando cuando veía a Michael Schumacher correr en Imola durante su juventud. Atribuyó el buen resultado a su comunicación tranquila con el ingeniero Riccardo Adami y a la ejecución impecable del equipo, y señaló que con unas vueltas más, el podio podría haber estado al alcance.
Esta actuación representó un avance importante para Hamilton, quien había enfrentado dificultades para adaptarse a su nuevo equipo y auto al inicio de la temporada. Su cuarto lugar, logrado con una conducción agresiva pero calculada, muestra una creciente confianza y una mejor armonía dentro de Ferrari. Fue una carrera emotiva para el siete veces campeón mundial, que disfrutó del entusiasmo de los aficionados italianos y del icónico mar rojo en las gradas.
Por otro lado, Charles Leclerc tuvo un fin de semana complicado, terminando en sexto lugar y expresando frustración por la falta de ritmo en la clasificación y por los contratiempos durante la carrera. Tras una intensa batalla con Alex Albon, que atrajo la atención de los comisarios, Leclerc defendió su estilo agresivo, diciendo que estaba corriendo al límite y que no se arrepentía. El jefe del equipo, Fred Vasseur, elogió el ritmo y la estrategia general, pero reconoció que las malas posiciones de salida limitaron las posibilidades de un mejor resultado.
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