El domingo, Wallace inscribió su nombre en los libros de historia de la NASCAR al imponerse en la Brickyard 400 de Indianápolis, convirtiéndose en el primer piloto afroamericano en ganar uno de los cuatro eventos más importantes del deporte. Su victoria, lograda tras una audaz decisión de no repostar durante el tiempo extra, lo llevó a cruzar la meta apenas 0.222 segundos por delante del campeón defensor Kyle Larson. Este fue el tercer triunfo de su carrera y un hito tanto personal como profesional.
Más allá del resultado deportivo, el logro de Wallace resalta por su impacto social. Desde que alcanzó la fama, ha estado bajo el foco no solo por su desempeño al volante, sino también por su raza, sus declaraciones firmes y su lucha abierta contra el racismo en un deporte tradicionalmente dominado por personas blancas.
Su activismo cobró notoriedad en 2020, cuando se encontró una soga en su garaje en el circuito de Talladega. Aunque el FBI concluyó que no fue un acto dirigido contra él, el hecho simbolizó los profundos desafíos que enfrenta como figura pública afroamericana en la NASCAR.
Ese mismo año, Wallace encabezó con éxito una campaña para que la NASCAR prohibiera la bandera confederada en sus eventos, un gesto histórico en un deporte estrechamente ligado al sur de Estados Unidos. También usó una camiseta con la frase "I Can’t Breathe" (No puedo respirar) durante una carrera en Atlanta, en apoyo al movimiento Black Lives Matter tras el asesinato de George Floyd. Estas acciones lo consolidaron como un referente en la lucha por una mayor diversidad y equidad dentro del automovilismo.
A pesar de las críticas —incluidos insultos racistas y hasta interferencias en sus comunicaciones por radio— Wallace se ha mantenido firme. Sigue destacando la importancia de aumentar la representación no solo entre los pilotos, sino también en los niveles directivos de la NASCAR. “El cambio comienza cuando se hace entender por qué es necesario”, afirmó Wallace, destacando la necesidad de inclusión en todas las áreas del deporte.
Wallace cuenta con el respaldo del legendario exjugador de la NBA Michael Jordan, copropietario del equipo 23XI Racing, con el que compite actualmente. Jordan, junto con Brad Daugherty, es uno de los pocos propietarios negros en la NASCAR. Ambos buscan transformar la estructura del deporte y motivar una mayor participación de minorías, desde los mecánicos hasta las juntas directivas.
Aunque NASCAR ha lanzado programas como Drive for Diversity, las estadísticas aún reflejan una gran brecha: menos del 5% de los pilotos pertenecen a minorías, pese a que estas representan casi una cuarta parte del público aficionado.
Wallace se ha convertido en un símbolo de perseverancia, recibiendo abucheos en muchas carreras, pero sin dejarse intimidar. Tras su triunfo en Indianápolis, su mensaje es claro: no solo corre para ganar, sino para liderar un cambio duradero.
Alzando los brazos en señal de victoria, Wallace porta algo más que la bandera a cuadros: lleva consigo la esperanza de un futuro más inclusivo en la NASCAR.
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