En los últimos años, la Fórmula 1 ha alcanzado una popularidad sin precedentes, en gran parte gracias a la serie de Netflix que ha captado la atención de un público mucho más amplio que el tradicional. Con esta mayor visibilidad, cada aspecto del deporte está bajo un escrutinio constante, siendo filmado y transmitido. En este nuevo escenario, Mohammed Ben Sulayem, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, ha manifestado su preocupación, especialmente por el uso excesivo de insultos durante las carreras. En una entrevista reciente con *Autosport*, Ben Sulayem señaló que las malas palabras que se escuchan en las radios de los pilotos afectan negativamente la imagen del automovilismo, que se presenta como un entretenimiento apto para familias.
La administración de la Fórmula 1 está cada vez más alerta ante los posibles daños que los insultos no controlados pueden causar, sobre todo si están dirigidos a una persona o comunidad específica. Un incidente en junio, en el que estuvo involucrado el piloto japonés Yuki Tsunoda, estuvo cerca de generar una controversia cuando utilizó un término ofensivo en la radio. Aunque Tsunoda se disculpó y explicó que el inglés no es su lengua materna, la situación resaltó la importancia de este problema.
Con un número creciente de espectadores, incluidas familias, aumenta la preocupación por mantener un nivel de decoro. El incidente resultó en una multa de 40.000 dólares para Tsunoda, lo que subraya la necesidad de que los pilotos sean más conscientes de su lenguaje.
Las palabras de Ben Sulayem sobre la reducción de los insultos han generado opiniones divididas. Algunos aficionados y cadenas de televisión comparten su preocupación, especialmente por el impacto que este tipo de lenguaje puede tener al ver las carreras con niños. Aunque entiende las frustraciones de los pilotos, Ben Sulayem insiste en que deben existir ciertos límites en su comportamiento.
Por otro lado, sus comentarios han causado controversia, especialmente por parte del veterano piloto Lewis Hamilton. Hamilton, un defensor destacado de la igualdad racial, estuvo de acuerdo con el mensaje general, pero criticó la comparación de Ben Sulayem con la música rap, señalando posibles connotaciones raciales en dicha afirmación.
No todos los pilotos apoyan la idea de moderar su lenguaje. Max Verstappen, conocido por su carácter fogoso, rechazó la propuesta, argumentando que los momentos de adrenalina durante las carreras naturalmente provocan maldiciones y que es poco realista esperar un control total.
Verstappen sugirió que, en lugar de intentar frenar las emociones de los pilotos, se debería limitar la transmisión de las comunicaciones por radio. Otros pilotos, como Lando Norris y Charles Leclerc, también subrayaron lo difícil que es controlar las emociones mientras conducen a gran velocidad. A pesar de los esfuerzos continuos de la administración de la Fórmula 1 para abordar el problema, la resistencia de Verstappen indica que la lucha por reducir el uso de insultos está lejos de haber terminado.
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