El camino del Paris Saint-Germain hacia la final de la Liga de Campeones ha supuesto una ruptura decisiva con su antigua era “bling bling”, simbolizada por la partida de Mbappé al Real Madrid el verano pasado. Esta salida puso fin al trío ofensivo de estrellas formado por Mbappé, Neymar y Lionel Messi, lo que permitió al nuevo entrenador Luis Enrique implementar una visión renovada centrada en construir un equipo más joven y cohesionado. Enrique convenció a los dirigentes del club de dejar de depender de las estrellas consagradas para apostar por el desarrollo de talentos emergentes, una estrategia que ha llevado al PSG al borde de la gloria europea.
Bajo el mando de Luis Enrique, el PSG se ha convertido en una unidad disciplinada y colectiva que mezcla la promesa de la juventud con rigor táctico. Jugadores como el joven Desire Doue, de 19 años, y el extremo georgiano Khvicha Kvaratskhelia han prosperado dentro del sistema de Enrique, que exige compromiso total e intensidad de todos los miembros del equipo.
El control firme del entrenador contrasta marcadamente con sus predecesores, quienes tuvieron dificultades para manejar los egos de las superestrellas. La autoridad y atención al detalle de Enrique, forjadas por su propia resiliencia y experiencia de vida, han dado lugar a una nueva era definida por la unidad y la ambición.
El enfoque juvenil del PSG quedó reflejado en su impresionante recorrido en la Liga de Campeones, donde eliminaron a grandes equipos de la Premier League como Manchester City, Liverpool y Arsenal. La incorporación de Kvaratskhelia a mitad de temporada aportó aún más dinamismo al equipo, complementando a talentos formados en casa como Doue y a jugadores revitalizados como Ousmane Dembélé.
Su estilo intenso, basado en una presión alta y disciplina táctica, los convierte en una fuerza formidable, con la plantilla más joven entre los candidatos al título europeo. Esta combinación de juventud y experiencia, incluyendo veteranos clave como el capitán Marquinhos y el portero Gianluigi Donnarumma, alimenta la esperanza de finalmente conseguir el codiciado trofeo.
Los aficionados del PSG, especialmente los apasionados ultras del Virage Auteuil, esperan con ansias la final en Múnich, listos para trasladar la vibrante atmósfera del Parc des Princes al gran escenario europeo. Tras varias oportunidades perdidas y una final disputada a puerta cerrada durante la pandemia, los seguidores están más motivados que nunca para ver a su club alcanzar la gloria. La fe colectiva en la visión de Luis Enrique y el notable recorrido del equipo ha creado una atmósfera eléctrica de expectativas, mientras el PSG se prepara para hacer historia y conquistar su primera Liga de Campeones.
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