Para muchos padres, ver a su hijo adolescente pegado a una consola puede ser motivo de preocupación, pero no fue así para la familia de Provstgaard. El defensor de la Lazio y capitán de la selección sub-21 de Dinamarca no solo está forjando una carrera prometedora en el fútbol profesional, sino que también tiene un pasado destacado como jugador competitivo de videojuegos. A los 17 años, ganó la FIFA Champions League derrotando a uno de los mejores jugadores de Italia y ganando 75.000 dólares, todo mientras se recuperaba de una rotura de ligamento durante el confinamiento por COVID-19.
Hoy, con 1,94 metros de altura y una imponente presencia en el campo, Provstgaard ha dejado atrás los esports para centrarse por completo en el fútbol real. Fue fichado por la Lazio por 4 millones de euros y se prepara para disputar su primera temporada completa en la Serie A italiana. Su compromiso con el deporte lo ha llevado a ascender rápidamente en su carrera, y recientemente ayudó a Dinamarca a clasificarse para los cuartos de final del Europeo sub-21 tras un empate 2-2 contra Finlandia. Aunque fue suplente en ese partido, su liderazgo dentro del grupo es indiscutible.
Si bien los esports continúan creciendo, para Provstgaard fue solo una etapa. Durante el confinamiento perfeccionó su juego en FIFA hasta alcanzar un nivel de élite y, alentado por el entorno gamer, participó y ganó el torneo más importante de su vida digital. Pero después de esa victoria, decidió dejar la competencia virtual y concentrarse exclusivamente en el fútbol. Desde entonces, no ha vuelto a jugar torneos, aunque muchos creían que podría haber sido una leyenda del FIFA.
Sin embargo, su transición al fútbol profesional no ha estado libre de tropiezos. En la victoria 2-1 de Dinamarca sobre Países Bajos, anotó un gol en propia puerta, un error imposible de corregir con un botón de reinicio. Pero incluso esos momentos reflejan la singularidad de su historia: de dominar en el mundo digital a brillar en el deporte físico. Ahora, todas las miradas están puestas en él mientras sigue creciendo como figura clave tanto para su club como para su país.
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