Chelsea comenzó su participación en el Mundial de Clubes de la FIFA con una victoria por 2-0 frente a Los Angeles FC, pero la atmósfera apagada en el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta se robó parte del protagonismo. El partido arrancó a las 3 de la tarde un lunes laboral, y solo 22,137 espectadores asistieron al encuentro en un estadio con capacidad para 71,000 personas.
El nivel superior del estadio se mantuvo cerrado y gran parte de la grada inferior también lucía vacía, lo que dio al partido inaugural un aire deslucido, alejado de lo que se esperaba de un evento de talla internacional. El técnico del Chelsea, Enzo Maresca, comentó sobre el ambiente atípico, reconociendo la tranquilidad del estadio pero haciendo un llamado al profesionalismo: “El estadio estaba casi vacío, no lleno. Somos profesionales y debemos adaptarnos a la situación y al entorno.”
Aunque el conjunto inglés ofreció un rendimiento sólido en la cancha, la escasa presencia del público atenuó la emoción que normalmente caracteriza a estos torneos. Los precios de las entradas pudieron haber influido en la baja asistencia; las más económicas rondaban las £37 antes del inicio del partido y bajaron a £26 durante el juego, aunque habían sido mucho más caras a comienzos de la semana.
A pesar de los más de 3,000 kilómetros de distancia entre Los Ángeles y Atlanta, alrededor de 150 ultras del LAFC fueron los encargados de animar desde las gradas. Por su parte, los aficionados del Chelsea ofrecieron aplausos esporádicos, reaccionando sobre todo a los goles, decisiones clave y al debut de Liam Delap. Este encuentro sirvió como una prueba anticipada para Estados Unidos, país que coorganizará el Mundial 2026 junto a Canadá y México. La FIFA esperaba una asistencia cercana a los 26,000 aficionados, pero la baja afluencia ha generado dudas sobre el interés del público en esta versión ampliada del torneo.
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