Guardiola celebraba su partido número 100 dirigiendo al Manchester City en la Liga de Campeones el martes, pero fue el Bayer Leverkusen quien abandonó el estadio celebrando tras una impresionante victoria por 2-0. El equipo de la Bundesliga enfrentó retrasos en su viaje al llegar a Inglaterra, pero ofreció una actuación disciplinada y decidida que sorprendió al City en esta ocasión histórica para Guardiola.
La derrota se debió en gran medida a las audaces decisiones de Guardiola en la alineación, ya que realizó 10 cambios respecto al equipo que había perdido contra Newcastle el sábado. El español reconoció después del partido que la rotación podría haber sido excesiva, indicando que su intención era involucrar a todos los jugadores durante una larga temporada, pero el resultado destacó los riesgos de tal estrategia. Incluso jugadores clave como Erling Haaland, Phil Foden y Rayan Cherki no pudieron cambiar el rumbo del partido, ya que el desempeño del City fue lento, desorganizado y falto de cohesión.
El entrenador del Leverkusen, Kasper Hjulmand, elogió la calidad del plantel del City a pesar de los numerosos cambios, pero él y su equipo aprovecharon la oportunidad. Alejandro Grimaldo abrió el marcador con un potente disparo, y Patrik Schick añadió un impresionante cabezazo en la segunda mitad para sellar la victoria. Los visitantes de la Bundesliga y sus entusiastas seguidores celebraron el triunfo inesperado, destacando el coraje, la determinación y el carácter colectivo del equipo.
El City ahora enfrenta una presión creciente mientras se prepara para enfrentar al gigante europeo Real Madrid el 10 de diciembre. Guardiola admitió que involucrar a todos los jugadores fue un intento de manejar el exigente calendario, pero finalmente le costó a su equipo una significativa derrota en casa. Por su parte, la victoria del Leverkusen servirá como un gran impulso de confianza, demostrando que incluso plantillas muy rotadas pueden ser superadas con disciplina táctica y creencia colectiva.
Alejandro Grimaldo, Patrik Schick y los jugadores del Leverkusen disfrutaron de una noche memorable en el campo, con los aficionados uniéndose a las celebraciones para conmemorar una histórica victoria europea. Guardiola asumió plena responsabilidad por las deficiencias del City, reflexionando sobre las oportunidades perdidas y reconociendo que el resultado fue una dura lección en la gestión de plantillas al más alto nivel.
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