Fisher confesó que su actitud amistosa con Allen, con quien compartía respeto mutuo tras una sesión de entrenamiento previa, pudo haber afectado su desempeño en la pelea de diciembre pasado. En ese combate, celebrado en Riad, Fisher fue derribado en el quinto asalto, pero logró una controvertida victoria por decisión de los jueces. A raíz de esa pelea, se pidió una revancha que ahora se celebrará en el Copper Box Arena de Londres.
Reflexionando sobre su actitud, Fisher reconoció que permitió que la relación personal influyera en su enfoque competitivo. “Olvidé que no somos amigos”, afirmó, añadiendo que tal vez le faltó la agresividad necesaria dentro del ring.
Aunque el respeto entre boxeadores es común, un exceso de cordialidad puede debilitar la intensidad competitiva, como ocurrió en su momento con la sorpresiva derrota de Anthony Joshua frente a Andy Ruiz Jr.
Con una mentalidad renovada, Fisher, de 26 años, está decidido a mostrarse más contundente. Aunque considera que la revancha no era imprescindible, cree que aceptarla fue lo correcto. Su objetivo ahora es despejar cualquier duda sobre su victoria anterior y ofrecer una actuación más centrada y profesional.
ADD A COMMENT :